LLAMADO TAMBIÉN LA ESCALERA:

LOS VERSOS MEMORIZADOS CUANDO TENÍA MEMORIA:
Las Pulgas de Popayán, poema eseñado por el abuelo Leonidas:
-I-
SI UN IDIOTA SE PUSIERA
EN UNA NOCHE SIN LUNA
A CONTAR UNA POR UNA
LAS LUCES QUE EL CIELO BROTA,
Y LA MAR GOTA POR GOTA
Y LAS FLORES QUE SE DAN
EN EL CAMPO POR SATÁN,
MUCHOS MILES CONTARÍA,
PERO SON MAS TODAVÍA
¡LAS PULGAS DE POPAYAN!
-II—
SI UN HOMBRE MATADO HUBIERA
TODA UNA GENERACIÓN
Y LA SANTA INQUISICIÓN
LO TOMARA Y ME DIJERA:
¡DADLE LA MUERTE MAS FIERA!
YO CONVERTIDO EN SULTAN
NO ENTRE LLAMAS DE ALQUITRÁN
CON FUROR LO ARROJARÍA,
SINO QUE LO ENTREGARÍA
¡A TUS PULGAS POPAYÁN!
-III-
NI NERÓN REY DE TIRANOS
DE ROMA ES MÁS FEROZ HIJO,
NI AQUEL QUE MATÓ EN CLAVIJO
DOSCIENTOS MIL MAHOMETANOS,
NI DON PEDRO Y SUS HERMANOS,
NI MARAT, NI ROBERSPIERRE,
LA SANGRE HAN HECHO VERTER
¡QUE TUS PULGAS: POPAYÁN!
-IV-
MEMORIZADOS POR INDICACIÓN DE MI PAPÁ:
LA TUMBA DEL SOLDADO
Autor: Jorge Isaacs
El vencedor ejército la cumbre
Salvó de la montaña,
Y en el ya solitario campamento
Que de vívida luz la tarde baña,
Del negro terranova,
Compañero jovial del regimiento
Resuenan los aullidos
Por los ecos del valle repetidos.
Llora sobre la tumba del soldado,
Y bajo aquella cruz de tosco leño
Lame el césped aún ensangrentado
Y aguarda el fin de tan profundo sueño.
Meses después, los buitres de la sierra
Rondaban todavía
El valle, campo de batalla un día.
Las cruces de las tumbas ya por tierra…
Ni un recuerdo ni un nombre…
Oh! no: sobre la tumba del soldado,
Del negro terranova
Cesaron los aullidos,
Mas del noble animal allí han quedado
Los huesos sobre el césped esparcidos.
CABALLEROS TEUTONES
De heroico siglo en apartado día
craza una pareja de teutones
por las llanuras de la vieja Hungría,
olvidados, con noble bizarría,
de escudos; capacetes y trotones.
Tan sólo a sus cinturas eslabona
pesado anillo la marcial tizona
que a sus puños de acero confió el rito:
bajo el limpio metal que la aprisiona
no ha turbado sus sueños el delito,
ni en baja lid con la mesnada obscura
jamás melló sus filos tajadores,
ni, de su temple y su virtud segura,
se abatió nunca a combatir la impura
falange de malsines y traidores.
Zurda banda de pillos y gañanes
con la pareja solitaria cierra,
que, entre la grita audaz de los rufianes
y al golpe de sus toscos guayacanes,
en sangre moja la mancha tierra.
A destrizar la sórdida gavilla
bastaba la teutónica cuchilla;
pero la ley caballeresca manda
perecer sin defensa en la demanda
antes que herir a gentes de traílla.
Lustre consigan los honrados fueros,
de la altivez al generoso brote;
a estilo de los bravos Caballeros,
¡prefiramos caer bajo el garrote
a mancillar los ínclitos aceros!
Autor: GUILLERMO VALENCIA
Escuchado a Belisario Betancur y memorizado despues:
Los animales son madrugadores
(sencilla observación que hace cualquiera)
Gocen ellos de sol a luz primera
Y del alba los pálidos fulgores.
Despiertense los pájaros cantores
Hijos de la florida primavera
Y vayan muy temprano a la pradera
Labriegos y gañanes y pastores.
El hombre culto, No: Siempre a tal hora
Dormido ocupe el lecho todavía
Disfrutando molicie seductora.
Yo solo con placer madrugaría
por gozar los encantos de la aurora,
que es Aurora Gonzalez de García.
Autor: Miguel Rámos Carrión
Aprendidos por insinuación de mi mamá:
Reir Llorando
Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz.
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez ante un médico famoso,
llegose un hombre de mirar sombrío:
-Sufro -le dijo- un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
-Viajad y os distaereís. -Tanto he viajado
-Las lecturas buscad -Tanto he leido-
Que os ame una mujer – ¡Si soy amado!
-Un título adquirid -Noble he nacido.
¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas
– ¿De lisonjas gustáis ? – ¡Tantas escucho!
-¿Que teneís de familia?…-Mis tristezas
-¿Vais a los cementerios?… -Mucho, mucho.
¿De vuestra vida actual tenéis testigos?
– Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.
-Me deja- agrega el médico -perplejo
vuestro mal, y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrick podéis curaros.
-¿A Garrick ? -Sí, a Garrick…La más remisa
y austera sociedad lo busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡tiene una gracia artística asombrosa !
-Y a mí me hará reir?-Ah, sí, os lo juro !;
él, sí, nada más él…Mas qué os inquieta?…
-Así -dijo el enfermo -no me curo:
¡Yo soy Garrick ! Cambiádme la receta.
¡Cúantos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reir como el autor suicida
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay ! ¡ Cúantas veves al reir se llora!..
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro rie!
Si se muere la fé, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestras plantas pisa
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto;
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reir con llanto
y también a llorar con carcajadas.
Autor: Juan de Dios Peza
ORACIÓN DE LOS CABALLOS VIEJOS
Por los callejones y las alquerías
que el sol ilumina con leves reflejos,
recordando siempre sus mejores días
pasan renqueando los caballos viejos,
llenos de amarguras y melancolías…
Por entre las cercas de palo y alambre
meten las cabezas, medio adormecidos,
les siguen de moscas zumbando un enjambre
y ellos pobrecitos- transidos de hambre,
se quedan mirando los prados floridos…
Los prados floridos en donde nacieron
libres como el viento y como él veloces;
esos mismos prados en donde corrieron
lanzando felices relinchos y coces.
¡Ya sus ilusiones todas se murieron!
Uno rememora cuando altivo y fiero
llevaba en sus lomos la alfombra escarlata
de algún valeroso e hidalgo guerrero
de casco dorado y espuelas de plata.
El otro recuerda que sobre sus ancas
llevó dulcemente, con gran donosura,
mujeres divinas, esbeltas y blancas,
de formas talladas como una escultura.
El otro medita: yo fui en las carreras
el rey de los vientos, de sedosas crines,
y vi desplegarse las rojas banderas
y oí los saludos de roncos clarines…
Los viejos caballos meditan ahora
Al pie de las cercas, cerrados los ojos.
Una flauta rústica a lo lejos llora:
¡La vida está llena de espinas y abrojos!
hermano caballo: mejor es tu suerte
que la de los hombres a quienes la vida
clavó con su zarpa despiadada y fuerte…
y van por el mundo cubriendo la herida
en pos de la dicha que obsequia la muerte…
Hermano caballo: igual es tu sino
al de los mortales;a ti, cuando inútil, te arroja el destino
a morir de hambre a un negro camino
¡y a aquellos arrojan a los hospitales!
Serviste, ¿Y ahora qué pides?, ¿qué quieres?
Así son los hombres no solo contigo
que tan noble y dulce, que tan bueno eres;
en esta tragedia de todos los seres
es solo el sepulcro el único amigo.
Hermano caballo: como tú los parias
de la vida pasan horas de quebranto;
para sus oídos no fueron las arias
de los vencedores… Almas solitarias,
¡flores que se abrieron regadas de llanto!
Empleados oscuros de las oficinas,
músico ambulante, pobres artesanos,
artistas… poetas… que parecen ruinas,
del caballo viejo somos los hermanos…
¡como a él no nos quedan sino las espinas!…
Cuando las arrugas surcan ya la frente,
Y el alma tenemos llena de consejos,
La vida que todo lo ve brutalmente,
¡como mueren siempre los caballos viejos!
Autor : Ricardo Nieto.
CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA:
“El hombre es cosa vana, variable y ondeante…..”.
Montaigne
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar…
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonría…
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña oscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
-¡niñez en el crepúsculo! ¡laguna de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro
que cruza,
¡y hasta las propias penas!, nos hacen sonreír…
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.
Mas hay también ¡oh Tierra! un día… un día… un día…
en que levamos anclas para jamás volver;
un día en que discurren vientos ineluctables…
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!
Autor: Porfirio Barba Jacob
POEMA XX
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: ” La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Autor: Pablo Neruda
POEMAS HUMORÍSTICOS ALGUNA VEZ MEMORIZADOS Y DESPUES OLVIDADOS:
EL CALDO DE GALLINA (en reconstrucción)
El caldo de gallina, mi señora,
La dueña de la fonda me ha mentido,
El mentir es oficio de cocina ,
al decirme que el caldo aquí servido
es auténtico caldo de gallina.
El caldo de gallina, mi señora,
Lo dicen profanos y entendidos
es amarillo, mantecoso y tierno,
y el que usted me ha servido, en mala hora,
Tiene sabor y aspectos del infierno.
El caldo de gallina mi señora
Le devuelve la vida a cualquier muerto
y la felicidad (virginidad) a su sobrina.
POESÍAS DEL QUIJOTE
A DULCINEA DEL TOBOSO
Esta que veis de rostro amondongado,
alta de pechos y ademán brioso,
es Dulcinea, reina del Toboso,
de quien fue el gran Quijote aficionado.
Pisó por ella el uno y otro lado
de la gran Sierra Negra, y el famoso
campo de Montïel, hasta el herboso
llano de Aranjüez, a pie y cansado
(culpa de Rocinante). ¡Oh dura estrella!,
que esta manchega dama y este invito
andante caballero, en tiernos años,
ella dejó, muriendo, de ser bella,
y él, aunque queda en mármores escrito,
no pudo huir de amor, iras y engaños.
Autor: Miguel de Cervantes Saavedra
CCCCC
CCCCCC

MEMORIZADOS PARA NO OLVIDAR Y SE OLVIDARON:
AJEDREZ
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Autor: JORGE LUIS BORGES
HOMBRES NECIOS QUE ACUSAIS
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Autora: Sor JUANA INÉS DE LA CRUZ
LA ABEJA
Miniatura del bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
los campos cruza en busca del sustento,
sin perder nunca el colmenar lejano.
De aquí a la cumbre, de la cumbre al llano,
siempre en ágil, continuo movimiento
va y torna, como lo hace el pensamiento
en la colmena del cerebro humano.
Lo que saca del cáliz de las flores
lo conduce a su celda reducida,
y sigue sin descanso sus labores,
sin saber, ¡ay! que en su vaivén incierto
lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto!
Autor: ENRIQUE ALVAREZ HENAO
DD
UNA MUJER DESNUDA Y EN LO OSCURO
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Autor: MARIO BENEDETTI
LOS QUE BALMES APRENDIÓ Y NO HA OLVIDADO:
ESA NEGRA FULÓ
Ahora se cuenta que llegó
(de eso hace ya mucho tiempo)
a la estancia de mi abuelo,
una negra algo bonitiña
que se llamaba Fuló.
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
– ¡Oh Fuló! ¡Oh Fuló!
quedó luego de mucama,
para cuidar a la señora
y planchar la ropa del señor.
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
– ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
(así decía la señora
llamando a la Negra Fuló)
Dime, ¿dónde está el perfume
que tu señor me mandó?
– ¡Fuiste tú quien lo robó!
– ¡Fuiste tú quien lo robó!
El señor fue a ver a la negra,
que el capataz azotó;
la negra se quedó en cueros,
y el señor dijo: -¡Fuló!
(el señor vio oscuro, oscuro,
como la negra Fuló)
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
– ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
¿y mi pañuelo de encaje?
¿y el cinturón? ¿y el broche?
¿y mi rosario de oro
que tu señor me mandó?
¡Fuiste tú quien los robó!
¡Fuiste tú quien los robó!
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
Y fue el señor a azotar
a solas a la negra Fuló:
la negra se quitó la pollera,
y el corpiño también se quitó,
y se fue poco a poco quedando
desnudita la negra Fuló…
¡Esa negra Fuló! ¡Esa negra Fuló!
– ¿Fuló? ¿Eh, Fuló?
¿Dónde, donde está tu señor,
que Nuestro Señor me mandó?
¿Ah, fuiste tú quien me lo robó,
fuiste tú, negra Fuló?
¡Esa negra Fuló!
LA MUERTE DEL NOVILLO
Ya prisionero y maniatado y triste
sobre la tierra quejumbroso brama
el más hermoso de la fértil vega
blanco novillo de tendidas astas.
Llega el verdugo de cuchillo armado;
el bruto ve con timidez el arma;
rompe el acero palpitantes nervios;
chorros de sangre la maleza esmaltan.
Retira el hombre el musculoso brazo;
el arma brilla purpurina y blanca;
se queja el bruto y forcejando tiembla,
el ojo enturbia… y la existencia exhala.
Remolineando por el aire,
vuelan los negros guales de cabeza calva;
fijan el ojo en el extenso llano
y al matadero, desbandados, bajan.
Brama escarbando el arrogante toro
que oye la queja en la vecina pampa,
y densas nubes de revuelto polvo
tira en la piel de sus lustrosas ancas.
Poblando el valle de bramidos tristes
corre el ganado por las verdes faldas,
huele la sangre… y el olor a muerte
quejas y gritos de dolor le arranca.
Los brutos tienen corazón sensible,
por eso lloran la común desgracia
en ese clamoroso de profundis
que todos ellos a los vientos lanzan.
Autor: EPIFANIO MEJÍA
LA TORTOLA
Joven aún entre las verdes ramas
de secas pajas fabricó su nido;
la vio la noche calentar sus huevos;
la vio la aurora acariciar sus hijos.
Batió sus alas y cruzó el espacio,
buscó alimento en los lejanos riscos;
trajo de frutas la garganta llena
y con arrullos despertó a sus hijos.
El cazador la contempló dichosa…
¡y sin embargo disparó su tiro!
Ella, la pobre, en su agonía de muerte
abrió sus alas y cubrió a sus hijos.
Toda la noche la pasó gimiendo
su compañero en el laurel vecino…
cuando la aurora apareció en el cielo
bañó de perlas el hogar ya frío.
Autor: Epifanio Mejía
SSS
POR EXIGENCIA DEL PROFESOR DE LA ESCUELA
-EL ARRIERO DE ANTIOQUIA-
Es lunes por la mañana,
apenas va amaneciendo,
en el naranjo del patio
ya chillan los azulejos.
Sentado sobre una enjalma
que está doblada en el suelo,
aguarda con impaciencia
su desayuno el arriero.
Juana, su mujer, le trae
chocolate en coco negro,
con una arepa redonda
y una tajada de queso.
Muerde, masca, sorbe, traga
y sopla y sigue sorbiendo,
y con el último sorbo
le dice a Juana “Hasta luego”.
Enciende un grueso tabaco
y, ya de la casa lejos,
con dos dedos en la boca
silba llamando a su perro.
El blanco cachorro cruza
por los sembrados del huerto,
y, ágil salvando las cercas,
corre del silbo al acento.
Regando rayos de oro
asoma el sol tras el cerro,
como amarilla custodia
que se alza en oscuro templo.
Alegre, cantando monos,
sigue su marcha el arriero,
camino de la quebrada
que queda abajo del pueblo.
Rita que canta aporreando
su ropa en el lavadero,
oye sonar las albarcas
del otro lado del cerco.
Deja de lavar y fija
sus ojos en el mancebo,
y, “présteme la candela”,
dice del agua saliendo.
Chupa el arriero el tabaco
y al ver que no tiene fuego,
de su carriel va sacando
eslabón, piedra y yesquero.
Suena el eslabón rozando
De la piedra el filo terso
Rápidas chispas encienden
La negra yesca de lienzo;
Chupa, y bocanadas de humo
se lleva al pasar el viento;
blanca ceniza corona
la luz del oculto fuego.
Caramba, Rita, qué ojitos!
– Caramba, qué zalamero!
Saludes en la montaña
a las muchachas de Pedro.
Y al sol brillando sus trenzas,
y al sol sus dos ojos negros,
con su dengoso donaire
vuelve Rita al lavadero.
Y alegre, cantando monos,
sigue su marcha el arriero,
camino de la quebrada
que queda abajo del pueblo.
Autor: Epifanio Mejía
PATER NOSTER
Pater noster, qui es in caelis
sanctificetur nomen tuum
adveniat regnum tuum
fiat voluntas tua
sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum quotidianum
da nobis hodie
et dimitte nobis debita nostra
sicut et nos dimittimus
debitoribus nostris
et ne nos inducas in tentationem
sed libera nos a malo.
Amen”.